¿Alguna vez has pensado de ti mismo que no sabes decir que no? En el artículo de hoy, te traemos unos un concepto del que quizás ya hayas oído hablar: la asertividad. Esta habilidad social, si la aplicas de la forma correcta, te ahorrará muchos quebraderos de cabeza.
Si no la posees de forma innata, y definitivamente, no sabes decir “NO”, y, cuando lo dices, lo haces de forma brusca, no te preocupes. Te enseñaremos a cómo ser más asertivo para que puedas aplicarlo en tus relaciones sociales, familiares o laborales.
¿Qué es la asertividad?
Podríamos definir la asertividad como la conducta del ser humano tendente a expresar o comunicar las propias opiniones, ideas o sentimientos de forma neutra, sin herir las sensibilidades de los interlocutores a quienes se dirigen y respetando sus derechos.
Por tanto, es una conducta, no una característica de la personalidad. La diferencia entre ambos conceptos estriba en que las conductas pueden aprenderse y trabajarse sin mayor dificultad, como verás en este artículo
¿Por qué ser más asertivo?
Tener una forma de comunicar asertiva tiene pingües beneficios.
Uno de ello es lógico y se desprende de su definición: te ayuda a mantenerte independiente de la opinión de los demás, muestra personalidad, y además, si sabes expresarlo de forma correcta, también empatía al eliminar la brusquedad comunicativa y tener en cuenta la sensibilidad de los demás.
Si esto no fuera suficiente (para mí ya lo es), mejorar la asertividad aporta otros beneficios derivados que te indico a continuación:
Ayuda a expresar tus emociones, minorando la somatización y los pensamientos intrusivos.
El ser humano necesita comunicarse y ser escuchado. Es una obviedad, pero a veces el miedo al qué dirán hace que nos guardemos nuestras opiniones.
Al comunicarte de forma asertiva, haces conscientes y partícipes a los demás de tus opiniones y necesidades, tu equilibrio emocional aumenta, lo que a la larga redundará en quitarte bastante peso de encima, además de reconfortarte.
Esta comunicación, por tanto, evita el darle vueltas a las cosas del tipo “tenía que haber dicho esto..” “tenía que haber actuado de tal o cual manera en esta situación..:”. Sensaciones que seguramente has experimentado alguna vez en noches de insomnio y que te provocan malestar.
Y es que reprimir e ignorar nuestras emociones y necesidades con la intención de que así desaparezcan, en realidad provoca el efecto contrario, fortaleciéndose, como indica este reciente estudio de la Universidad de Texas.
Reduce la procrastinación y los problemas tipo “bola de nieve”
Al ir cortando, cada vez más, los problemas de raíz, siempre de forma educada, con el tiempo te habituarás a enfrentarlos de forma directa, en lugar de hacer como que no existen y encontrártelos más adelante, agravados.
Permite hacer cumplidos, sin parecer un “pelota”.
Igual que permite expresar opiniones escabrosas, también puedes aplicarlo a los cumplidos, manteniendo esa distancia asertiva, que te ayudará a no ser percibido como un adulador.
Refuerza la autoestima (autopercepción) y la seguridad en uno mismo
Para cultivar este tipo de comunicación, primero debes conocerte a ti mismo.
Cuando lo hagas, el comprenderte a ti mismo aumentará la seguridad que tienes en ti, y serás capaz de imponer tu criterio sin dejarte arrastrar por el rebaño.
También, de forma subsidiaria, serás consciente de tus limitaciones, lo cual te ayudará a eliminar la frustración.
Mejora la manera en que nos perciben los demás
Las personas que te rodean, comenzarán a percibirte como una persona justa, cabal, objetiva y con criterio propio, que es capaz en una sola acción de imponer su criterio y respetar a sus interlocutores.
Habilidades, todas ellas, propias de un líder, que no sólo serían valoradas a nivel social o personal, sino también profesional, convirtiéndote en un buen mediador y resolutor de conflictos.
Por otro lado, al defender tus intereses, estas enviando un mensaje de respeto hacia ti mismo, que hará que los demás también te respeten.
Te permitirá ganar más dinero
Ser claro al comunicarte y saber decir que no es fundamental en el mundo de los negocios (y del trabajo).
Si practicas tu asertividad, podrás mejorar en materia financiera. Ganarás más dinero, ya sea trabajando por cuenta propia o por cuenta ajena.
A fin de cuentas, la asertividad es fundamental en las negociaciones.
Técnicas para ser más asertivo
Si eres de los que busca recetas milagro, ya te anticipo que no vas a conseguir ser más asertivo de la noche a la mañana, sino que lleva un proceso. Se trata de corregir poco a poco tus tendencias comunicativas, con el objetivo de que te salga solo a corto plazo.
A continuación, te dejo unos consejos que puedes ir implementando en tu rutina diaria para, con el tiempo, fortalecer la comunicación asertiva:
Aprende a identificar tus sentimientos y emociones.
Para comunicar algo, primero es necesario identificar el mensaje que queremos transmitir, ¿no? En esta sociedad líquida en la que nos movemos, pocas veces nos paramos a pensar en que, si lo que buscamos, lo buscamos porque lo queremos o porque nos lo han impuesto.
Párate a pensar. Medita. Identifica tu personalidad, tus deseos y visualiza lo que quieres alcanzar.
Una vez lo tengas claro, te será más fácil comunicarlo.
Un ejemplo para que lo entiendas: Cuando sales de tu casa, siempre llevas el móvil, la cartera y las llaves en bolsillos estratégicamente colocados de tal forma que, si te falta uno de ellos, con solo palparte sabes qué es lo que te falta. Aplica esto con tus necesidades.
Con esto no trato de decirte que sueltes tus emociones según te vengan. Ten filtro. Recuerda que no queremos herir a la otra persona. Si te desborda la emoción, procésala antes de comunicarla. Mantener la calma es vital para la comunicación asertiva.
Cuenta hasta 10, pero suéltalo en 11. No te lo guardes.
Aprende a analizar lo que te rodea de forma objetiva
Tal vez, consecuencia de lo anteriormente expuesto y de la magnitud de sobreinformación que manejamos, es difícil separar el grano de la paja de ciertos razonamientos que damos convencionalmente por válidos.
Un consejo: plantéate las cosas que te rodean desde otra óptica. Identifica los razonamientos que te llevan a ti o a los que te rodean a llegar a determinadas conclusiones y piensa si ese razonamiento sigue un camino lógico o no.
Después, cuéntatelo a ti mismo. Reflexiona e imagínate contándoselo a tus amigos.
No hagas juicios de valor sobre los demás
Ya has identificado tus necesidades. Ahora solo falta transmitirlas. En la introducción del artículo te hablaba de un binomio necesario para ser más asertivo: Comunicar y no dañar.
Por ello, aprende a comunicar tus necesidades, sin necesidad de juzgar a los demás, ni tomar como válidas las conclusiones a las que tú llegas respecto de sus comportamientos. No bajes al barro. Pon el foco en ti en lugar de en el otro.
Un ejemplo: Si para un proyecto en tu trabajo, te repartes las tareas con otro compañero y terminas haciendo tu el 90% del trabajo porque él se ha estado tocando los cojones, no le riñas, no eres su padre.
Limítate a decirle lo que ha supuesto para ti ese incremento de carga laboral y cómo te has sentido.
Seguro que así, de forma indirecta, le haces sentir más culpable que si te rebajas a su nivel.
No te disculpes por lo que sientes
Consecuencia de lo anterior. Si logras expresarte desde el “yo”, no tienes que pedir disculpas, ni justificar tus sentimientos
¿Acaso debes sentirte culpable de lo que sientes?
Defender tus derechos de forma asertiva no implica dañar a los demás
No te vayas por las ramas: Suéltalo.
El ser directo, sin ser agresivo, también te va a ayudar a mejorar tu comunicación asertiva.
El efecto que va a provocar el dar demasiadas explicaciones provocará que tu interlocutor pierda el punto de lo que estás intentando transmitirle.
Modula tu lenguaje corporal.
Muchas veces el cómo comunicamos algo es tan importante, o más que las palabras que utilizamos para describir lo que sentimos.
Modular el tono de voz, mirar a tu interlocutor a los ojos y sonreír de una forma natural, ayudan sobremanera a ser percibido como una persona asertiva y segura de sí misma.
Y esto es todo lo que tenía que contarte hoy para optimizar tus habilidades sociales.
Pon en práctica los consejos que te he contado para ser más asertivo y verás como muchos de tus problemas diarios desaparecen.
Puedes guardarte esta información para ti pero, si conoces a alguien a quien pueda verle bien mejorar su comunicación interpersonal, ¡compárteselo (de forma asertiva, recuerda) y ayúdale a mejorar!